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El TopilLa Minuta

Tejido global de alternativas para enfrentar el cambio climático y el extractivismo colonial

En el reciente número 50 de la revista El Topil, Belén Díaz Velasco defensora del territorio e integrante del colectivo Espiga de Maíz, escribe un artículo donde nos narra desde sus experiencias y luchas, la forma en cómo se vive y se concibe el territorio en las comunidades, pues “territorio no es sólo una área geográfica, contiene nuestra identidad, lengua madre, rituales, memorias, el agua sagrada, las plantas que nos curan, las semillas nativas que resguardan nuestra propia identidad, así como los usos y costumbres que nos identifican como pueblos originarios” señala.

Sin embargo la creciente globalización que se encarna en los proyectos extractivos que amenazan los territorios, sobre todo de comunidades indígenas que aun preservan una gran riqueza de biodiversidad, busca hoy en día monetizar todos los medios de subsistencia humana, las grandes empresas millonarias que buscan a través del saqueo apropiarse incluso de lo que no les pertenece, en el presente parece convertirse en una nueva colonización, pues la mayoría de megaproyectos de inversión extranjera buscan llegar a todos los rincones de la tierra. Ante ello Diaz Velasco propone la urgente necesidad de “tejer alianzas para hacer frente a la lucha del cambio climático, evitar el extractivismo y megaproyectos que sólo destruyen la vida”.

Esas alianzas y luchas compartidas de los territorios que se encuentran amenazados y/ o en disputa, fortalecen el camino de la defensa de la tierra, que busca una ruta que prescinda del sistema capitalista, neocolonial, racista y patriarcal.

Esta lucha y formas de vivir en la comunidad, desde la siembra agroecológica para obtener un alimento saludable y libre de agroquímicos, revitalizar los conocimientos de la medicina tradicional y sobre todo practicarlas, forman parte de un entramado de conocimientos ancestrales que no debe morir, que debe ser recuperada, enseñada y practicada por las nuevas generaciones que habitan estos territorios.

“…señalamos la urgencia de gritar ¡ya basta de explotar la tierra! Porque ponen en peligro nuestra existencia como pueblos y la vida que nos rodea… A nuestros hermanos y hermanas les digo: que el corazón del cielo, el corazón de la tierra, nos siga llenando el corazón de esperanza y fuerza para continuar trabajando por un mundo donde todos y todas tengamos lo necesario para vivir dignamente, sigamos cuidando y defendiendo la vida, la tierra y el territorio” finaliza Belén Díaz.

Leer el artículo completo El Topil 50. La Justicia Ambiental no puede esperar – EDUCA Imagen gráfica de EDUCA.

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