La consulta y la contrainsurgencia en Acteal, Aguas Blancas, El Charco y los Loxichas

“La geografía del horror mexicano tuvo, al finalizar el siglo XX, un momento cumbre. La atrocidad se volvió forma de gobierno cotidiana. El terror estableció una nueva nomenclatura. Se llamó Acteal y Norte de Chiapas, Aguas Blancas y El Charco, los Loxichas”, recuerda Luis Hernández Navarro. “Chiapas, Oaxaca y Guerrero, entre otras entidades, se transformaron en territorio de cacería contrainsurgente. Fomentados por el Estado, los paramilitares florecieron como hongos en temporadas de lluvias. Decenas de cuarteles militares se construyeron en las regiones más apartadas del país. Avasalladores, los soldados irrumpieron en las comunidades indígenas. Las mujeres se convirtieron en botín de guerra”, esto en el sexenio del “profeta de la globalización neoliberal: Ernesto Zedillo”. Años después, ya durante el gobierno de Felipe Calderón, “la lista de líderes indígenas regionales asesinados en su mayoría por grupos delincuenciales aumentó demencialmente, en lo que es una subrogación de la contrainsurgencia”. Ninguna autoridad fue juzgada por esos crímenes. Por eso, “es importante participar en la consulta del 1° de agosto mirando a las víctimas. Convertirla en una movilización en favor de una comisión de la verdad y la justicia, que esclarezca la multitud de agravios cometidos por los personajes del poder, contra quienes luchan y resisten”, concluye el autor. Por su parte, el Congreso Nacional Indígena- Concejo Indígena de Gobierno anuncia que respalda la iniciativa nacional por la vida promovida por el EZLN que iniciará con nuestra participación en la llamada Consulta Popular del primero de agosto próximo, “según nuestros modos y tiempos extemporáneos”, con el fin de arrancar una movilización por una comisión por la verdad y la justicia para las víctimas”.