Diversos movimientos, organizaciones sociales, cooperativas y colectivas de diversas partes de México, han calificado de “inalcanzable” la intención de materializar una ruta de transición energética sostenible, democrática y justa si no se cuestiona el modelo económico que fomenta este consumo.
Hay diversas líneas a seguir en torno al debate energético en México, entre ellas “las mal llamadas energías limpias”, el papel de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y los derechos de los pueblos, la soberanía tecnológica, la tarifa social justa y los actuales megaproyectos como asunto estratégico de Estado.
Ante tal panorama, la cooperativa Onergia presenta cuatro reflexiones para analizar del tema energético en México: 1) el dilema entre la gestión pública y privada, 2) preocupación por construcción de proyectos energéticos como seguridad nacional, 3) Pensar que la ciencia y la tecnología va a resolver un problema que es social y 4) Tomar decisiones políticas importantes enfocadas a la transformación de los hábitos sociales y económicos del planeta.
“Hay que dejar los combustibles y los hidrocarburos bajo el suelo y generar un proceso de decrecimiento, dejar de consumir tanta energía como un montón de otros recursos”, señala Sandra Rativa, socia de la cooperativa.
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