Aún en cuarentena por Covid-19 no cesan los ataques de grupos civiles armados de corte paramilitar en Chiapas. Anoche desde las 8 pm y hasta las 12 pm persistieron detonaciones con armas de alto calibre desde Saclum, Chenalhó, hacia Coco’, Aldama, denuncia el Frayba. Desde hace cuatro años habitantes de Aldama viven bajo la constante amenaza de grupos paramilitares que les disparan y obligan a desplazarse. A pesar de un pacto de no agresión, impulsado por Alejandro Encinas en 2019, el conflicto arrecia. Habitantes denuncian la pérdida de sus cosechas, abandonadas por las amenazas. “Los grupos armados de corte paramilitar disparan casi diario, día y noche”, dice Gabriel, integrante de la cooperativa de café zapatista Yach’il Xojolabal. Debido a la gravedad de la situación de los desplazados internos y los riesgos inminentes, el Frayba solicitó a la CIDH medidas cautelares que fueron otorgadas el 24 de febrero de 2018 (Resolución 15/2018). Sin embargo, el Estado mexicano, pese a las exigencias de las organizaciones de la sociedad civil y de integrantes de las comunidades afectadas, “ha ignorado la situación de violencia en la región: no ha desarticulado ni desarmado a los grupos civiles de corte paramilitar ni ha realizado las investigaciones de los crímenes cometidos”, acusa este Centro de derechos humanos.
Reportaje de Orsetta Bellani: Cafeticultores bajo ataque, en los altos de Chiapas. Boletín del Frayba: Desplazamiento forzado en Chiapas: los impactos de la violencia y la impunidad. Contexto: Acción Urgente: Frayba exige cesar ataques de paramilitares a comunidades tsotsiles de Aldama
