Este fin de semana en la Ciudad de México se realizó la quinta edición de Asamblea Nacional por el Agua, la Vida y el Territorio, con la participación de un total de 800 personas entre ellos 200 delegados y delegadas de 269 organizaciones y colectivos de los territorios y pueblos indígenas de todo el país.
“No habrá paz, vida y futuro sin Agua”, fue el lema que acompañó esta quinta asamblea realizada en la “Casa de los pueblos y comunidades indígenas Samir Flores Soberanes” uno de los espacios emblemáticos de la lucha de la comunidad Otomí en CDMX por el derecho humano a la vivienda. La Asamblea trabajó en seis mesas en las cuáles respondieron a tres preguntas: ¿Cómo y quién despoja y contamina el agua y el territorio?, ¿Cuál es la respuesta del narcoestado? y ¿Con quiénes caminamos para fortalecer la resistencia?
Durante dos días, 17 y 18 de agosto, se reflexionó, se reunieron ideas de acciones que ayuden y mantengan los procesos organizativos en todos los estados de México que defienden el agua y la vida. El resultado fue compartido el domingo 18 en una plenaria donde se leyeron las conclusiones y posteriormente se realizó una rueda de prensa donde se compartió la declaratoria final, que integra un resumen de las situaciones sociales y políticas que enfrentan los pueblos indígenas respecto a los megaproyectos extractivos.
En dicho documento las organizaciones, colectivos y pueblos indígenas firmantes reiteraron a empresas, autoridades y crimen organizado que para los pueblos indígenas el agua es sagrada; esto ante la intención reiterada de “los de arriba” para que las comunidades olviden que son parte de la naturaleza.
“Para ellos, los de arriba, resulta fácil mirar nuestro territorio e identificar las fuentes de agua, minerales y tierras fértiles; trazar carreteras, vías de tren, gasoductos para transportar mercancías y proveer a la industria. Les es fácil mirar el mapa y decir que población desplazar y eliminar. ·En esta guerra sangrienta, que no es más que una continuidad de la que inició hace más de 500 años, los pueblos seguimos en resistencia, caminando en ese territorio llamado México, en ese lugar llamado mundo, y en este caminar nos encontramos con nuestra historia y con nuestros pueblos y comunidades”, se puntualizó.
Entre las exigencias de la Asamblea se mencionó el cese de criminalización de defensores del territorio, la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa y los miles de desaparecidos; la investigación a Omar García Harfusch, justicia para los Yaquis desaparecidos por el estado, entre otros llamados a defensa del territorio en sitios como la Sierra del sur de Guerrero, la comunidad mazateca de los Ojitlán de Flores Magón Oaxaca, el alto a la destrucción de las reservas de agua de ríos subterráneos y cenotes en la Península de Yucatán y a la selva Calakmul.
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