Los sótanos de Tlaxcoaque son el sitio donde operó, en las sombras y con patente de corso, la policía capitalina durante tres décadas. Fue uno de los escenarios donde el Estado cometió graves violaciones a los derechos humanos –detenciones ilegales, tortura como práctica rutinaria, probables asesinatos y desapariciones forzadas– y va camino a reconstruirse como un sitio de memoria a partir de los relatos y denuncias de sus víctimas, los sobrevivientes, sus allegados y testigos.
Con un reportaje presentado en varias entregas en el periódico La Jornada, la periodista Blanche Petrich da voz a los sobrevivientes de estas mazmorras. El proyecto de convertir la antigua prisión de Tlaxcoaque en un sitio de memoria desde la voz de sus víctimas le parece a Consuelo Solís de Vázquez, viuda del guerrillero Genaro Vázquez Rojas, “simplemente un acto de justicia” y una forma de hacer saber a los jóvenes de hoy y de mañana “que hubo gente muy valiente que luchó por nuestra libertad”.
“Lo que pasó allá abajo empieza a salir a la luz. Ex guerrilleros sobrevivientes, familias, participantes de las múltiples disidencias políticas y sociales, estudiantes, artistas de la comunidad cultural inconforme de la época, pero también mujeres de la comunidad trans, adultos que fueron niños de la calle, antiguos jipis, testigos e incluso algunos agentes retirados con valor suficiente, se han acercado al Mecanismo para el Esclarecimiento Histórico a dejar constancia de lo vivido, en el marco de las jornadas de toma de testimonios que comenzaron en febrero de este año”, escribe Petrich.
I Tlaxcoaque, un sitio de memoria controversial
II Nos torturaron a todos en Tlaxcoaque: la viuda de Genaro Vázquez
III “Recibían” a ‘trans’ con violaciones tumultuarias en sótanos de Tlaxcoaque
IV “Si me pelo sin que se haga justicia, que digan: ‘Ella dejó su testimonio’”
V Niños y jóvenes, entre las víctimas de las torturas en las mazmorras de Tlaxcoaque