El día de hoy cerramos un año más de trabajo en EDUCA. Es tiempo de abrir un paréntesis en nuestra dinámica cotidiana para reflexionar en torno al año que concluye y al nuevo periodo que se avecina. ¿Cuál es el balance que hacemos y cuáles los desafíos que se presentan?
Resulta difícil enviar un mensaje esperanzador en momentos convulsos para nuestro estado y país. En México, cada vez se ensancha el clamor de justicia por las y los muertos y desaparecidos de la guerra contra el crimen organizado, impulsada desde hace más de una década.
Esta será una Navidad dolorosa para muchas personas que han perdido a sus familias o, quizá algo peor, que no saben de ellas. En Guerrero persiste la búsqueda de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa. En Nochixtlán, Oaxaca, habrá familias que sufrirán la ausencia de sus seres queridos.
Tenemos heridas graves que no han podido sanar. La violencia contra las mujeres y su expresión más dramática, los feminicidios, se presentan ante nosotros como uno de los retos más complejos de superar. El despojo de los territorios de comunidades indígenas cobra carta de naturalización en Oaxaca, y amenaza con expandirse. La violencia, la discriminación y la desigualdad económica son los principales obstáculos que enfrenta nuestra sociedad.
Si Navidad significa nacimiento, buena nueva, esperanza ¿qué podrá nacer de este escenario de dolor, frustración y muerte? Sin duda, el reto es encontrar en medio de la obscuridad una luz, una luz en el fondo del túnel. Construir esperanza, en estos momentos, se convierte en un acto radical de resistencia. El motor que guía esta búsqueda tendrá que ser la acción por la justicia, el bien común y la confianza.
La Navidad es la encrucijada para repensarnos a nosotros mismos y como sociedad. La Navidad es fortalecer nuestros vínculos de confianza, amistad y compromiso.
“En paz y con justicia por el telar del pueblo”
Servicios para una Educación Alternativa A.C. EDUCA
Oaxaca de Juárez, Oaxaca. Navidad 2016.
