En el marco del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, defensoras de 14 países de Mesoamérica construyeron un espacio para manifestar sus voces de denuncia y solidaridad. En el evento reivindicaron la memoria digna de mujeres luchadoras “asesinadas por el sistema patriarcal, colonial y capitalista”. Además, denunciaron que la pandemia del COVID–19 “hizo más evidente las violencias estructurales que agudiza la crisis y las condiciones de vida de los pueblos y especialmente las desigualdades socio económicas que vivimos las mujeres y nuestras familias”. La comunicadora feminista Claudia Korol del colectivo Pañuelos en Rebeldía insistió a “pensar colectivamente en la educación popular feminista, cuáles son nuestros principales desafíos, sueños y propuestas, con los pies en la tierra, y sin perder la locura jamás. (…) La locura de seguir resistiendo y creando las bases para las revoluciones feministas que necesitamos para vivir”. Por su parte, la activista guatemalteca Sandra Moran reiteró que “las acciones de los megaproyectos continuaron en el marco de la pandemia”, y por tanto también los efectos de la criminalización de defensoras de la madre tierra. Y la compañera chilena Soledad Rojas apuntó que “defender la esperanza es revolucionario y esta esperanza debe ser con alegría y con placer, porque levantar la voz, exigir ser escuchadas es una lucha y una invitación a no rendirnos a la opresión tanto material como subjetiva, desde nuestras cuerpas a nuestros territorios lo cual es político contra el capitalismo, fundamentalismos religiosos que es la primera gran racialización de nuestros cuerpos y territorios”.
Les invitamos a leer y compartir las reflexiones del II Encuentro Mesoamericano de Educación Popular Feminista (pdf, 39 pág.)
