Hoy en Paso de la Reyna, la mañana triste y el aire que se respira es de preocupación, abandono. Mujeres que se quedan al frente formalmente de sus familias, hijas e hijos que se quedaron huérfanos por la violencia, familias llorando sus muertos, tratando de entender que ha pasado con la comunidad, tratando de entender porque se permite tanta impunidad.
Es evidente que la agenda de derechos humanos no es una prioridad en el estado ni en el país, al contrario, las políticas actuales han hecho todo lo posible por detener o echar para atrás los mininos avances. El caso tan lamentable de asesinatos en Paso de la Reyna nos permite decir que se configura un estado inoperante, donde la frivolidad de los gastos en imagen y acciones de promoción turística, de inversión en megaproyectos parece ser la única meta. Aunado a esto ya en pleno periodo electoral los partidos están más preocupados en sus candidaturas, muchas cuestionadas por los perfiles tan pobres y en algunos casos señalados de delitos graves.
Nos escribe una jovencita de 15 años, pidiendo por la paz, porque pueda seguir tranquila, porque pueda seguir nadando en el río sin preocuparse por su abuelo.
Como en Chiapas, Guerrero o en otras partes, queda claro que la fuerza tendrá que venir de la ciudadanía, de las comunidades, de la solidaridad nacional e internacional, porque en Oaxaca desde hace rato también ha muerto la justicia.
Contexto: La impunidad sigue matando. Jaime Jiménez Ruiz, el quinto asesinado de Paso de la Reyna en 2021. Foto: Celebración por la defensa del Río Verde, Oaxaca 2018
