Misión de Observación – Istmo Oaxaqueño
La experiencia del camino
La salida del éxodo migrante se marcó para las cinco de la madrugada, sin embargo, desde la noche anterior algunos decidieron emprender camino desde antes. Para las ocho de la mañana todavía había grupos numerosos emprendiendo la marcha sobre la carretera transístmica acompañados por organizaciones de la región. Dejaban atrás el mítico Juchitán de las Flores para enfrentarse nuevamente a los riesgos que representa caminar por esta vía del país transitada por grandes unidades de transporte, autobuses y coches a alta velocidad. Los mototaxistas organizados de Juchitán, apostados sobre la carretera, gestionaron el transporte de manera gratuita, para aproximadamente dos mil personas rezagadas, quizá por el cansancio o la desorganización. El ánimo se fortaleció al sentir el respaldo del pueblo Juchiteco que de ésta manera despedía al éxodo masivo que acampó no sólo en el territorio sino en el corazón de una ciudad que se re-construye.
Un paisaje contradictorio entre el verde germinado por las lluvias temporales y enormes ventiladores eólicos que absortan la mirada intrigada de los niños, enmarca el paso del éxodo migrante latinoamericano que continúa su cansado caminar tras días de ansiedad e incertidumbre, pero también de ánimo y de solidaridad istmeña. Diversas dinámicas se van instaurando dentro del contingente, ya se aprecia la estrategia de los más jóvenes de apresurar el paso. A la distancia de los grupos numerosos se observa cómo el éxodo se fragmenta en partes mínimas que representan un mayor riesgo para su integridad.
Bajo el sol quemante de las nueve de la mañana sobre el asfalto que lacera los pies, y con la presencia itinerante de la policía federal, familias enteras acampan en búsqueda de descanso y resguardo del calor bajo los pequeños arbustos que pueblan la carretera. Llevan lo necesario, van dejando atrás lo que quizá necesiten pero que las fuerzas no les da para cargar, las carriolas se han vuelto indispensables para darles a las niñas y los niños algo de reposo. A ratos, la distancia se extendía por decenas de kilómetros y a ratos se compacta para tomar un descanso y hacer un recuento para replantearse la estrategia del viaje. Se las ingenian para moverse en autobuses, en las cajas de volteo, en bateas de camionetas, los más audaces en los guardafangos de pipas o en plataformas. A fuerza de voluntad y a falta de acompañamiento de parte de las instituciones, que hacían menos difícil tomar un medio de transporte, una gran mayoría hace el tramo enteramente a pie. Aproximadamente a la una de la tarde, los últimos hombres y algunas mujeres van ingresando a un nuevo territorio: la zona norte del Istmo oaxaqueño, con su clima fresco y abundante vegetación.
La llegada
En su vigésimo día de caminar y luego de su sorpresivo viraje, el Éxodo centroamericano arriba a Matías Romero, ciudad hija del ferrocarril ubicada en el corazón del Istmo de Tehuantepec y cuna del movimiento ferrocarrilero que hace 60 años cimbró las estructuras sociales de nuestro país. Con el sol a plomo y la humedad propia de esta micro-región, la gente arriba a un campo de futbol, lugar designado por las autoridades municipales para su breve estancia.
La diversidad biológica y cultural del istmo con sus variados contrastes que ha maravillado a infinidad de viajeros, se vuelve un ingrediente de vulnerabilidad para el éxodo que se mueve con lo mínimo, claramente reflejada en su llegada al campo deportivo, ubicado al pie de la carretera panamericana y junto al rastro municipal; un lugar inadecuado, sin luz, sin agua ni condiciones de higiene. Muchos migrantes pasan de largo ante el lugar aunque la instrucción de la autoridad municipal era concentrarse en ese espacio y no ocupar el centro de la ciudad.
Condiciones del lugar
La Misión de Observación del Éxodo Migrante ha hecho énfasis sobre las condiciones de los espacios de recepción que deben posibilitar y garantizar la atención adecuada de las personas, especialmente a niñas y niños. En tal sentido, hoy (1 de noviembre) constatamos que las instalaciones que las autoridades municipales, en coordinación con los gobiernos Estatal y Federal pusieron a disposición para la estancia no fueron humanamente dignas. A diferencia del día anterior en que niñas y niños contaron con ciertas condiciones para la higiene, el descanso y recreación, lo que a su vez ayudó al cuidado familiar y procuró cierto descanso a las mamás; en Matías Romero, al contrario de lo que ocurrió en Juchitán, la disposición de las autoridades municipales dejó mucho que desear; el lugar que destinaron para la pernocta estaba rodeado de maleza y por la noche no hubo iluminación adecuada –solamente dos focos para todo el espacio. Se respiraba el mal olor que emanaba del rastro municipal y se impregnaba al olfato, sólo el enorme cansancio pudo lograr que la gente dormitara en condiciones tan lamentables. Había unos cuantos sanitarios que se instalaron al anochecer. El baño fue a chorros de agua lanzados desde una pipa, por lo que mujeres y hombres- se bañaban juntos, no había suficiente agua para la limpieza, en contraste con el terreno húmedo. La instalación apresurada de carpas y una estructura metálica que proveía una leve sombra fueron insuficientes ante el calor durante el día y a lluvia anunciada por el bochorno desde la tarde y que finalmente se desató durante la noche.
Réplicas de solidaridad
Hay que hacer énfasis en el espíritu solidario de los habitantes de los pueblos del Istmo, en este caso, Matías Romero, que desde la llegada del éxodo a Tapanatepec y aunque en ese momento no estaba considerada la ruta por la zona norte, donde también radican mixes, zapotecos de los Petapas, barreños y otras comunidades, emprendieron su propia caravana de solidaridad hacia Tapanatepec, Niltepec y Juchitán.
Aunque la llegada intempestiva del éxodo, no dejaron de recibirlos con calidez, tanto en el trayecto, como en su difícil estancia en esta ciudad quienes a pesar de la improvisación del paso del éxodo migratorio, abrieron las puertas de sus casas, negocios y permitieron que mujeres, hombres y niños pudieran protegerse de las lluvias. La actitud humanitaria del comercio local, no obstante el movimiento propio de la celebración del Día de Muertos, desde negocios de agua embotellada, tortillerías, restaurantes así como comerciantes del mercado municipal que se sumaron a los donativos. Otros más, gente de la población dispuso alimentos, tacos, café y pan; a diferencia de las migraciones itinerantes, ahora es todo un pueblo caminando compuesto de una curiosa diversidad, desde las nacionalidades hondureñas, guatemaltecas y salvadoreñas hasta algunas personas de Bolivia, Cuba y Costa Rica, y habitantes del territorio nacional pertenecientes al Soconusco que se han sumado a la travesía.
Consideraciones
La presencia y ausencia institucional de organizaciones gubernamentales y organismos no gubernamentales que tienen entre sus objetivos principales la atención de la emergencia y la activación de ayuda humanitaria, nos hace pensar que se ejecuta a nivel oficial un mapeo socio político para lucrar con la desventura del éxodo migrante. Cierto que hubo poco tiempo para preparar la llegada a esta ciudad, lo que esta misión observa es que desafortunadamente no existen espacios ni capacidad de respuesta ante cualquier contingencia, lo que es grave tratándose de una zona sísmica, que además está atravesada por ductos de combustible, y donde no hay una estación de bomberos en decenas de kilómetros a la redonda.
Se insiste en la necesidad de la presencia de médicos, ambulancias y personal capacitado para atender las urgencias de salud dentro la población más vulnerable del éxodo migratorio, niñas, niños, adolescentes y mujeres embarazadas ya que las condiciones insalubres a las que se expusieron, la nula disponibilidad de agua potable para cubrir las necesidades de higiene, las altas temperaturas y las lluvias, puede desencadenar cuadros de salud que pueden ser prevenibles.
Lamentamos y compartimos la preocupación que en algunos ayuntamientos municipales no se esté trabajando la prevención de riesgos como una medida estratégica para enfrentar emergencias y contingencias que tengan que ver con el desarrollo de una cultura para la prevención de desastres.
Valoramos la presencia de Organismos de Derechos Humanos, Organizaciones Civiles y periodistas de distintas partes del orbe, los conminamos a no desfallecer en el seguimiento puntual de los acontecimientos que hoy marcan a este país y la dinámica que se establece con el éxodo migratorio.
ORGANIZACIONES FIRMANTES
Pobladores Oaxaca.
Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo – ML
Red Nacional de Promotoras y Asesoras Rurales (RedPAR)
Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia, Minerva Bello.
Centro de Derechos Humanos Tepeyac del Istmo de Tehuantepec, A.C.
Red de Defensoras y Defensores Comunitarios de los Pueblos de Oaxaca
Articulación de Pueblos Originarios del Istmo Oaxaqueño en Defensa del Territorio