Los intereses energéticos de los yacimientos de gas y petróleo en la región son objetivos principales desde el apartheid, el genocidio por parte de Israel y ahora la intención del presidente del Estados Unidos Donald Trump en pretender apoderarse de la Franja de Gaza, mientras que los palestinos que viven allí deben ser reubicados en Jordania o Egipto.
“Una de las razones más cruciales, aunque pasadas por alto, detrás de esta decisión es la energía. Tanto Israel como Gaza tienen enormes reservas de gas natural en alta mar. El desarrollo de estos recursos podría ayudar a financiar la reconstrucción de Gaza y abastecer de energía a todos los territorios palestinos ocupados y proporcionarles al mismo tiempo ingreso económicos” señala el reportaje de Resource Wars.
En 2007, Israel impuso a Gaza un bloqueo total por tierra, mar y aire que aún perdura. Este bloqueo sumió a Gaza en la pobreza y restringió el acceso de los palestinos a su propia costa y recursos, confiscando de hecho los yacimientos de gas, por lo que llevan casi dos décadas en grave escases de combustible, y paradójicamente el poco combustible que llega es importado.
Antes de 2023, la mayor parte de la energía procedia de Israel o de la única central eléctrica de Gaza, que solo generaba electricidad durante 12 horas al día y se ha visto obligada a cerrar por la guerra.
Mientras el gas de Gaza sigue sumergido bajo el mar, el 29 de octubre de 2023, el ministro de Energía de Israel, Yisrael Katz, anunciaba la adjudicación de nuevas licencias de exploración gasística en la zona a seis petroleras. Entre ellas la inglesa BP (British Petroleum), la italiana ENI y otras empresas israelís que además pretenden construir gasoductos con Grecia y Chipre, Estados Miembros de la UE.
Estas dos empresas se unen a lo que lleva tiempo haciendo la estadounidense Chevron: sostener al Estado de Israel. Las concesiones se ubican al Este del mar Mediterráneo en la zona de dos enormes yacimientos llamados Leviatán y Tamar, que satisfacen las necesidades energéticas de Israel y, gracias a las exportaciones, le suponen una gran fuente de financiación y de influencia económica y política sobre otros Estados.
Mientras la guerra en Gaza ha estado en su apogeo, los principales avances energéticos en la región han progresado rápidamente, pues hay una lucha desesperada para expulsar el gas natural ruso de Europa y quien quiera que suministre ese gas ganará un importante poder económico y geopolítico.
La decisión de Trump de expulsar a los palestinos de Gaza puede parecer extrema. Pero cuando se ve a través de la lente de la estrategia energética, tiene más sentido pues “elimina un obstáculo político clave” señala en reportaje de Resource Wars.
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