La dupla de caciques y generales que han ostentado el poder en Guerrero, afirma Abel Barrera Hernández. El director del Director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña-Tlachinollan habla claro: “La guerra de contrainsurgencia implantada como política de Estado fue operada por caciques y generales que adiestraron a la tropa y a las brigadas blancas en tortura y desaparición forzada de personas”.
En el contexto del crimen de la Noche de Igual contra los estudiantes de Ayotzinapa, y en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada el también antropólogo recuerda que en Guerrero “desde el caso emblemático de Rosendo Radilla que llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos donde sentenciaron al estado mexicano por su desaparición forzada, desde 1974 hasta la fecha el ejército se ha negado a declarar quienes y a donde se llevaron a Rosendo Radilla”.
En el estado de Guerrero “abundan las fosas clandestinas, proliferan las armas y el uso de la fuerza letal entre policía, Ejército y Marina, coludidos con las organizaciones criminales”, reitera el Tlachinolan. Y los familiares son quienes han cargado “con esta pena para encarar a las autoridades exigiendo que investiguen y busquen a las personas desaparecidas. No ha habido voluntad política porque los intereses macro delincuenciales están arraigados en las estructuras gubernamentales”.
Leer los artículos completos en La Jornada: Caciques y generales en Guerrero y en Tlachinollan: Las desapariciones forzadas en Guerrero, un mal endémico. Foto: Colectivo Los Otros Desaparecidos de Iguala, Natividad Ambrosio. Contexto: Más de 100 mil hogares esperando su regreso: Acciones en el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada