La investigación del caso Ayotzinapa, crimen del Estado con 43 desapariciones forzadas y seis ejecuciones extrajudiciales sigue sin dar resultados firmes, al grado de que a 10 años de los hechos, no hay ninguna sentencia. Además, el Estado mexicano se niega a investigar la participación del Ejército en los hechos de la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014.
“Usted, sr. presidente”, escriben las madres y los padres de los 43 normalistas en una carta pública en respuesta al reporte de julio de López Obrador, “nos ha mentido, nos ha engañado y traicionado. […] Sencillamente no quiso cumplir. No solo nos falló a nosotros, sino también a todo el pueblo de México, el cual también ingenuamente le creyó en algún momento”.
En 2022, recuerda John Gibler, pasamos de la “verdad histórica” del gobierno de Peña Nieto a la “verdad histérica” de López Obrador. Gibler condena el “intento de cerrar el caso igual de falso e insidioso, pero ahora con el agregado de que es el presidente de México quien se presenta como la víctima de un complot internacional”.
Por su parte, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) reconoce “la dignidad inquebrantable de las familias de los normalistas”. Las madres y padres siguen reivindicando “con claridad y firmeza” el único objetivo que les ha impulsado desde el primer día: “encontrar a sus hijos y lograr que se haga justicia, sancionando a los responsables”.
En este contexto, la ONU-DH “saluda el importante encuentro” sostenido entre la Presidenta electa de México, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, y los padres y madres de Ayotzinapa el pasado 29 de julio. El diálogo franco y constructivo es indispensable para revertir el estado actual del proceso y generar resultados tangibles.
Y mientras no se resuelve el caso más emblemático de la desaparición forzada, la crisis de desapariciones en el país no parece tener fin. El médico y psicólogo vasco Carlos Martín Beristain, integrante del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, comenta: “Hay una suspensión de la conciencia que hace el horror posible, como ha escrito el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, pero este aniversario es un momento para juntar esos pedazos que nos duelen y para sentir el compromiso ético que moviliza a las familias y la sociedad. México se juega aquí muchas cosas, y de la acción que en esto tomemos todos y todas dependerá su destino”.
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