A cuatro años y medio del ataque con ácido que intentaba asesinarla, la saxofonista oaxaqueña María Elena Ríos sigue siendo intervenida quirúrgicamente para tratar las zonas de su piel que quedaron sumamente dañas, pero también sigue esperando justicia, una que tarda en llegar y que con su sistema legal que la ha revictimizado constantemente y le ha largado por todos estos años el acceso a la justicia.
Mientras espera en la cama de un hospital su turno para ser intervenida, María Elena lamentó a través de una entrevista que el presunto atacante Juan Antonio Vera Hernández, sigue prófugo de la justicia. Y su padre, el exdiputado priísta Juan Antonio Vera Carrizal, acusado de cómplice, ahora llevará el proceso en prisión domiciliaria.
“Por favor si lo llegan a ver, denúncienlo, para tener un poco de justicia de la cual necesito y que he buscado incansablemente en estos cuatro años y cinco meses”, enfatizó la joven de 30 años de edad.
Después del 9 de septiembre del 2019, la vida de María Elena Ríos cambió, pues desde esa fecha se ha sometido a una serie de operaciones dolorosas para rehabilitarle el rostro y las partes de su cuerpo afectadas con el ácido. Además comenzó una lucha legal donde se han denunciado múltiples violaciones a sus derechos humanos e irregularidades en el proceso legal. Fue el 28 de junio del 2021, la Fiscalía de Oaxaca emitió una ficha roja de búsqueda y localización para Juan Vera Hernández, por tentativa de feminicidio contra María Elena Ríos. Sin embargo, de eso han pasado dos años y medio y no hay respuesta.
Sin embargo María Elena dentro de todo este proceso doloroso ha impulsado la Ley Malena, con la que se pretende castigar los ataques con ácido y considerarla como tentativa de feminicidio. Y a principios de febrero logró junto a un gran equipo que dicha ley fuera aprobada por El Congreso de la Ciudad de México, algo que María Elena celebró y además dijo que esta ley privilegia una vida libre de violencia, pero se estipula dentro de la violencia ácida, y solo favorecerá a sus compañeras, que desafortunadamente sobrevivirán a un ataque con ácido como ella, pero no es retroactiva.
De acuerdo con el dictamen votado, en México no hay cifras ni registros oficiales precisos de ataques con ácido, sin embargo, la Fundación Carmen Sánchez, que brinda atención a mujeres afectadas por este tipo de agresiones, lleva un registro de 28 víctimas en las últimas dos décadas, en que el 85 por ciento de los casos, el autor intelectual fue un hombre. De ese total, cinco de los agresores eran parejas sentimentales de la víctima y 11 ex parejas.
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