Floriberta, ciudadana costeña de Chacahua, no contó como habitante de su país durante 50 años. México no sabía de ella ni de su condición social o económica. No aparecía en las estadísticas porque nunca la habían contado. Este año un encuestador del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) llegó por primera vez a Chacahua la Grúa, municipio de Villa de Tututepec, comunidad oaxaqueña de 800 personas, donde 90 por ciento de los pobladores descienden de africanos y el resto son extranjeros que llegaron como turistas y decidieron quedarse. Como jefa de familia, Floriberta respondió el cuestionario del Inegi y se sumó a los casi 129 millones de mexicanos registrados. Contar o no puede ser la diferencia entre importar estadística y socialmente. Asociaciones civiles defensoras de los afromexicanos coinciden en que éstos fueron invisibles durante muchos años, y en consecuencia enfrentaron constantes obstáculos para ejercer sus derechos individuales y colectivos.
Leer todo el reportaje de Diana Manzo: Visibiliza el censo en Oaxaca las carencias de afrodescendientes. Contexto: Primer Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes (Libro)