El Topil nació como un proyecto de comunicación de EDUCA. En su primera editorial, escrita en junio de 2008, se planteó esta intención: “Desde hace más de tres años hemos acariciado la idea de impulsar y dar a luz un proyecto editorial de comunicación, reflexión y análisis, orientado a satisfacer una cierta demanda de información crítica que se reclama al interior de las comunidades y organizaciones oaxaqueñas”.
Frente al cerco informativo impuesto por el ulisiato, que gobernó Oaxaca entre 2004 y 2010, y ante la demanda por la democratización de los medios de comunicación, el acceso a la información y la necesidad de fijar una agenda de los movimientos sociales y la sociedad civil organizada, El Topil se propuso ser un modesto medio de comunicación que analizara temas de coyuntura poco atendidos por los medios masivos de comunicación.
Eran otros tiempos en el periodismo; el modelo de negocios y las carretadas de recursos en publicidad oficial a las empresas de comunicación, aún funcionaban. “Las redes sociales apenas se asomaban, y nosotros veníamos de nuestra primavera árabe que fue el 2006, todavía sin la potencia de los medios digitales, y más bien con el uso de la radio como medio de comunicación primordial”.
No es casual entonces que, en ese primer número de El Topil, denominado “A dos años del movimiento social”, Gustavo Esteva se haya referido al estado de ánimo de la sociedad: “Tenemos a flor de piel un ánimo rijoso, que expresa rabia, frustración, impotencia, desesperanza y hasta desesperación. Amplios sectores de la población están realmente intimidados. Algunos temen hasta respira”.
En este contexto surgió El Topil. Su cordón umbilical deviene del 2006 y el debate sobre el uso de los medios de comunicación para construir narrativas contrahegemónicas. Una vuelta de tuerca al discurso, como escribió Soledad Jarquín en uno de los primeros números.
El término que da nombre a la revista, El Topil, viene de la tradición de organización y gobierno indígena, especialmente en comunidades oaxaqueñas. Proviene de la lengua náhuatl y se refiere al servicio comunitario que realizan ciudadanos de un municipio y que tiene como intención contribuir a la seguridad y la paz en una comunidad, son una especie de guardia comunal, pero también, los topiles, fungen como mensajeros o como recaderos, son quienes llevan los avisos a los lugares remotos.
Esta nota forma parte del recuento histórico en el marco del 30 aniversario de EDUCA.
Aquí puedes consultar la revista El Topil Archivos – EDUCA | “EL TOPIL, como ejercicio de periodismo comunitario, es indispensable para romper zonas silenciadas en Oaxaca” – EDUCA | Recuento Histórico. EDUCA y los desafíos del movimiento social en tiempos de transformaciones – EDUCA | Fotografía primera portada de El Topil/ EDUCA