Tal vez porque se trata de “niños abandonados” y porque existen múltiples fallas en el sistema de justicia penal, es por ello que la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca puede experimentar con los menores recluidos en la Dirección de Ejecución de Medidas para Adolescentes (DEMA). Fue el pasado 30 de mayo, cuando en la madrugada, sin avisar a nadie, sacaron a los adolescentes internos para llevárselos al penal de Tanivet. Una cárcel creada para presos adultos con todas las medidas de seguridad. Pese a las violaciones a las normas internacionales de trato a los adolescentes, ninguna estancia del gobierno ni las organizaciones ni la sociedad, se inmutó: la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca confirmó que no recibió ninguna queja por el traslado. El experimento realizado con los menores de edad en conflicto con la ley (que duró cerca de tres meses, pues ya regresaron a las instalaciones de la colonia Antiguo Aeropuerto) dejó en claro que en el estado de Oaxaca no existen políticas públicas adecuadas ni proyectos en la reinserción social, además de exponer el deficiente sistema de impartición de justicia, los nulos avances en las investigaciones de los ilícitos, la constante impunidad para las víctimas e invisibilidad en la prevención del delito. “El impacto que se le genera a un adolescente al privarlo de la libertad en una cárcel diseñada para adultos es enorme”, refiere la psicóloga Cynthia Matadamas, al explicar que convivir con delincuentes poco ayuda en su reinserción social, ya que recuerda que se debe considerar que si cometieron un ilícito que mereció esta pena, es porque fueron, desde antes, olvidados por la sociedad. “Nadie les hizo caso”.
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