La región mesoamericana “vive claramente un momento de acelerado retroceso democrático”, afirma Lydia Alpízar, co-directora ejecutiva de la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos, en su artículo para el libro “Horizontes Políticos desde Nuestra América. Entre el dolor y la esperanza”. Según la autora, los retrocesos democráticos en la región también se ven reflejados “en la profundización de cierre de espacios de participación civil y de protesta social”. Entre las tendencias, Alpízar identifica la ciminalización creciente de la protesta social y de personas defensoras de derechos humanos, controles financieros/fiscales/laborales más fuertes hacia las organizaciones civiles, persecución abierta a personas defensoras de derechos humanos de manera virtual y presencial, impunidad prevaleciente en la mayoría de los casos de violencia contra líderes sociales/defensorxs, así como mecanismos estatales de vigilancia, espionaje y control territorial, incluyendo el espacio virtual. Ademas, aborda sobre la crísis de los partidos políticos, la profundización del modelo de desarrollo neo-extractivista, el crímen organizado y la violencia social, el poder de los fundamentalistas religiosos, el incremento del intervencionismo de EU en la región y la crisis migratoria. Cierra su reflexión titulada “Mesoamérica, un contexto de cambios rápidos, enormes desafíos y resistencia incansable” con tendencias esperanzadoras en la región.
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