La guerra por el coltán ha desatado en el Congo millones de asesinatos, desplazamientos y destrucción de reservas naturales. Esta guerra con frecuencia mal catalogada como “étnica”, se enmarca en un conflicto mucho más vasto que tiene implicaciones económicas y estratégicas que van mucho más allá del Congo y de la misma África.
El grupo insurgente conocidos como M23, parecían haber consolidado su control sobre la ciudad de Goma. Sin embargo este lunes Los Rebeldes, apoyados por efectivos ruandeses, entraron en la ciudad lacustre de casi dos millones de habitantes, en la peor escalada de un largo conflicto en más de una década, dejando cadáveres en las calles y hospitales desbordados.
El martes tomaron el aeropuerto internacional de la ciudad, lo que podría cortar la principal ruta de ayuda a los cientos de miles de desplazados. El asalto a Goma ha provocado una condena internacional generalizada de Ruanda y llamamientos a un alto el fuego. Estados Unidos instó el martes al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a considerar medidas no especificadas para detener la ofensiva.
En una publicación en X, el presidente ruandés, Paul Kagame, dijo que había acordado en una llamada telefónica con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, la necesidad de un alto el fuego, pero no dio ninguna indicación de ceder a las demandas de una retirada de Goma.
El M23 es la última de una serie de insurgencias dirigidas por tutsis y respaldadas por Ruanda que han asolado el Congo desde las secuelas del genocidio de Ruanda hace 30 años, cuando extremistas hutus mataron a tutsis y hutus moderados, y luego fueron derrocados por las fuerzas dirigidas por tutsis lideradas por Kagame. Ruanda afirma que algunos de los perpetradores derrocados se han refugiado en el Congo desde el genocidio, formando milicias con alianzas con el Gobierno congoleño, y suponen una amenaza para los tutsis congoleños y para la propia Ruanda.
El Congo rechaza las quejas de Ruanda y afirma que este país ha utilizado a sus milicias interpuestas para controlar y saquear minerales lucrativos como el coltán, que se utiliza en los teléfonos inteligentes.
Figuras políticas y religiosas, como el papa Francisco, se han pronunciado respecto a la violencia en Congo, e instaron a la resolución pacífica de este conflicto en África.
A través de su cuenta oficial de X, Francisco mandó su llamamiento: “Me preocupa la situación en la República Democrática del Congo. Insto a las partes a que cesen las hostilidades y salvaguarden a la población civil. Rezo por la paz y pido a las autoridades locales e internacionales que trabajen por una resolución pacífica del conflicto“, firmó el pontífice.
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