Se está construyendo en México, un nuevo sistema de gobierno que no va en el sentido de ampliar la democracia, reforzar el respeto y ejercicio de los derechos humanos, así como la generación de mejores condiciones de vida. Aspiraciones que hicieron posible la llegada de la izquierda al poder, que actúa en sentido contrario: Morena tiene hoy el control de dos poderes; del Ejecutivo, del Legislativo y ahora la cúpula del poder judicial, bajo la narrativa de que es el pueblo quien así lo decidió.
Nadie pone en duda de que el Partido Morena tiene una amplia aceptación popular y por ello, para las elecciones presidenciales de 2024, fue posible que Claudia Sheinbaum ganara con casi 36 millones de votos, donde se registró un 61.04% de participación ciudadana.
Sin embargo, lo paradójico de la decisión gubernamental de impulsar una reforma al Poder Judicial para contar con un sistema de justicia consecuente con el significado de este concepto, -no sólo teórico, sino conforme al ejercicio de los derechos humanos-, pareciera que en su sustento e instrumentación, ha sido -por lo menos hasta ahora-, alejado de su intención.
Indudablemente la procuración de justicia, desde hace muchos años enfrenta una serie de déficits: El retardado proceso de judicialización; las enormes faltas al debido proceso; las sentencias amañadas y encarcelamiento de personas inocentes; las mismas condiciones en las que se encuentran mujeres y hombres detenidos; la libertad de las personas culpables; la corrupción que campea en todo el proceso de aplicación de justicia, lo que significa muchos años de impunidad, víctimas sin acceso a la justicia y por ende sus familiares y quienes les rodean, con consecuencias terribles en su futuro.
El gran desafío es preguntarnos ¿cuál es la calidad de la democracia que en México queremos? Las razones por las que muchos mexicanos y mexicanas hemos luchado para que sea realidad el sueño democratizador, parece desdibujarse. Será necesario analizar y buscar caminos pacíficos de solución para alcanzar una democracia plena, así como revisar el estado del arte de indicadores como: la participación política, la protección de los derechos civiles y políticos, la calidad del gobierno y el estado de derecho.
No basta dejarles esa tarea a los gobiernos, a los partidos políticos, a los grupos de poder económico y mucho menos a fuerzas facciosas. Toca a la ciudadanía desde sus diversas trincheras, organizarnos, proponer salidas conjuntas, alzar la voz e impulsar propuestas que detengan el terrible deterioro democrático que estamos viviendo. Análisis completo en el primer link.
Eugenia Mata, Equipo Pueblo ¿AVANCE O RETROCESO EN LA DEMOCRACIA?: LA REFORMA AL PODER JUDICIAL | Animal Político Gobierno y Congreso tejen red de leyes para acceder a información personal y aumentar controles sobre la ciudadanía | La Minuta Reformas que legalizan la vigilancia del Estado “son una amenaza para los derechos humanos”: organizaciones – EDUCA | Fotografía CNN