Chile: Paro nacional, más represión y una Constitución obsoleta

Desde Arica a Punta Arenas, cientos de miles de chilenos se manifestaron ayer en contra del gobierno de Sebastián Piñera. El paro nacional fue convocado por un centenar de organizaciones sociales para presionar al gobierno del presidente Sebastián Piñera a buscar una nueva Constitución (la Constitución vigente data de tiempos de Pinochet) que desmonte el actual modelo económico. Sin embargo, Piñera descartó convocar a un plebiscito constitucional. El mandatario explicó que el cambio no lo hará una Asamblea Constituyente, como piden los manifestantes con la intención de buscar una mayor participación ciudadana en el gobierno– sino con un Congreso Constituyente, cuyos detalles y composición aún no define. Además, Piñera les respondió anunciando un aumento del cuerpo de carabineros. Ayer se produjeron serios incidentes y enfrentamientos entre manifestantes y carabineros, que volvieron a reprimir la protesta con carros hidrantes, gases lacrimógenos y balas de goma. La rebelión popular estalló el 17 de octubre y la respuesta represiva al “despertar de Chile” en las últimas tres semanas ha generado severos daños a la salud de la población, la Fiscalía confirmó la muerte de 23 personas. Entre los 2300 heridos, 400 son producto de disparos de balas de goma o perdigones y alrededor de 200 personas sufrieron traumas oculares. “Lo que pasa en las calles se llama exterminio sistemático y dislocación del cuerpo social, haciéndose evidente una necropolítica altamente performativa que exhibe el poder de ejercer la muerte“, afirma Bosco González Jiménez en su análisis: