En Oaxaca, no hay espacio para los proyectos mineros, no tienen cabida las políticas desarrollistas que se sustentan en el despojo de la memoria histórica, de los lugares sagrados y la vida de los pueblos. El año 2020 aporta algunos destellos de justicia para los pueblos afectados en su vida y territorio por proyectos y concesiones mineras, estas señales dadas desde los juzgados al conceder amparos para dejar sin efecto concesiones mineras por ejemplo, y Capulálpam, Quiatoni y comunidades chontales en Oaxaca han recibido este tipo de resoluciones, pero para llegar a este punto han recorrido un largo camino procesal, aportando pruebas, generando antecedentes, “comprobando” su legítimo y ancestral derecho sobre los sitios que han habitado. Estos resquicios de justicia reafirman lo que estos pueblos afectados por concesiones o proyectos mineros han denunciado en múltiples ocasiones por medio de foros, conferencias y en contextos de agresiones violentas por la defensa del territorio que sus autoridades y líderes locales han impulsado. A nivel nacional los desastres ambientales y laborales han generado otros frentes de lucha y de resistencia; tal es el caso de Sonora y Dolores Hidalgo. En Mesoamérica se reproducen prácticas similares a las empleadas en Oaxaca para “blindar” los proyectos mineros, colocando a las mujeres en el centro de los programas o beneficios sociales de las empresas, haciendo un uso patriarcal y racista de su realidad y necesidades. Por otra parte, en Honduras existe el riesgo de “flexibilizar la entrada de proyectos extractivos y de saqueo en los territorios de los pueblos indígenas”; y en el caso de Costa Rica se observa con preocupación una intención de regresión de la actividad minera, aunque desde 2010 este país se declaró “libre de minería a cielo abierto”.
Descargar: Boletín “Dignidad y Resistencia” No. 6: Construimos una vida con dignidad en nuestros territorios (pdf, 20 pág.)
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