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La Minuta

Sincretismo religioso: Visitar a sus muertos en Domingo de Ramos, más que una tradición en Juchitán Oaxaca

En la Ciudad de Juchitán Oaxaca, persiste una de las celebraciones más representativas de este poblado ubicado en el Istmo de Tehuantepec. Cientos de familias se preparan y organizan para reencontrarse, visitar y convivir con sus muertos en el Panteón Municipal cada Domingo de Ramos, una fecha que en el calendario judeocristiano representa la estrada triunfal de Jesus a Jerusalén.

Pero más allá del simbolismo religioso, para este pueblo zapoteca la fecha representa un importante momento para rendir tributo a quienes han partido del mundo terrenal, “A diferencia de otras culturas del estado de Oaxaca, los pueblos zapotecas comparten con la muerte dos veces al año (Domingo de Ramos y Todosantos), la celebran, le hacen fiesta, porque la consideran un simple paso de lo mundano a lo eterno, que no meramente desaparece después de estar bajo tierra” explica la periodista Diana Manzo.

Por su parte el escritor Victor Cata, originario de Juchitán, explicó que esto tiene que ver con el comienzo del año zapoteco, que iniciaba el 12 de marzo y terminaba el 17 de marzo.

“Habían 5 días que los zapotecas llamaban días inútiles que eran días aciagos y se iba a visitar a los muertos”, pero aclaró que con la llegada de la religión católica se modificaron las fechas y se acomodó con la Semana Santa, por lo que varía en meses, que puede ser marzo o abril como en este 2025.

Desde muy temprano, diversos puestos de comidas típicas y bebidas, dulces típicos, flores y veladoras se instalan en la estrada del panteón más grande de la localidad, al igual que las familias, quienes desde temprano comienzan a llegar a las tumbas de sus seres queridos, limpian y embellecen el lugar para convivir y compartir la comida, botanas, bebidas y musica.

El Yoo Ba’ Guidxiguie (panteón) alberga aproximadamente unas 5 mil sepulturas, las cuales están construidas algunas de material de concreto en forma de pequeñas viviendas y otras más de palma o tabique todo depende de la economía de las familias.

“Es volver a reunirnos, es volver a sentirnos”, dice la maestra Rogelia González Luis, activista  de los derechos de las mujeres quién le trajo flores a su hija Flor Audelia, quién falleció hace 21 años”.

A las nueve de la noche, se apagan las luces del panteón, las familias se retiran a sus casas y se alistan para que, a fines de octubre, días antes de la fiesta de Todos Santos, reciban a sus muertos en Xandú, en altares o Biguié, con flores, velas y veladoras, panes, café, tamales y mezcal en sus casas con grandes y coloridos altares.

Diana Manzo Domingo de Ramos en Juchitán, una tradición siempre viva de la comunidad zapoteca | Alberto Lopez Morales Convivir con sus muertos, la tradición de Domingo de Ramos que vive entre familias de Juchitán-ElUniversal

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