Skip to main content
Archivo

Primer Festival del Maíz en Quiechapa

By 14 octubre, 2016 Sin Comentarios

maiz 4Porque el maíz es de todos, porque todos somos de maíz.

Desde el Istmo, desde el otro borde de la sierra, desde el mar, desde la mixteca hasta esta Sierra Sur, milenaria zona Zapoteca, convocados con motivo de celebrar la vida esparcida a través de una semilla que durante generaciones se ha heredado en nuestra comunidad, todas y todos nos reunimos a celebrar el maíz, la vida. Nuestra historia, nuestra lengua, vestimenta y gastronomía son raíces florecidas que ahora sostienen la espesura de los caminos por los que andamos. Somos hijas e hijos del maíz, nuestra cultura tiene profundas raíces arraigadas a las costumbres de los mayas, el sentido místico con que dotaban al maíz, no ha dejado de ser parte fundamental en nuestra cotidianeidad y en nuestras tradiciones, es parte de nuestra alimentación, de nuestra memoria y nuestra historia viva.

El décimo día de octubre, con la sombra de las nubes sobre el césped del atrio de la Iglesia de la comunidad, ofrendamos rituales de agradecimiento a la Madre Tierra, por el agua, el maguey, el maíz, en esta fecha significativa donde compartimos la danza, el copal, la música, el totopo, el agua y la esperanza. Con motivo del Día Nacional del Maíz Nativo de Oaxaca, y con el objetivo de compartir las experiencias que se gestan desde la educación comunitaria como una alternativa en la formación de las y los jóvenes, cuya principal visión es ponderar los saberes comunitarios de las poblaciones originarias, el Bachillerato Comunitario Quiechapa, organizó el primer Festival del Maíz. El evento académico desarrollado por la mañana llevó por título: “Maíz: Alimento y Cosmovisión de Nuestros Pueblos Originarios” cuyo principal objetivo fue brindar a las y los jóvenes y a habitantes de la comunidad, elementos que los ayuden a desarrollar una reflexión respecto a la importancia del maíz en el contexto en el que se viven en la actualidad y cómo las prácticas neoliberales afectan al desarrollo de las comunidades originarias.

maiz 9Esta actividad contó con la presencia de extensiones de escuelas comunitarias de distintas regiones, uno de los principales objetivos fue identificar y reforzar los elementos que nutren su identidad y articular con otras experiencias similares que les permitan enriquecer la perspectiva de soberanía alimentaria y la importancia que tiene el maíz no sólo como elemento gastronómico sino como parte vital de la cosmovisión originaria y su relación con la cultura y la identidad.

Se dio inicio con las palabras de bienvenida del profesor Jesús Hernández, director del Bachillerato Asunción Ixtaltepec, que compartió la importancia de las celebraciones en torno a la cultura y el privilegio que representa ahora poder alimentarse de manera natural. Dentro de la actividad académica, a la cual asistieron maestros y alumnos de las escuelas de la comunidad, se contó con la presencia de un colaborador del Centro de Derechos Humanos Tepeyac, del Istmo de Tehuantepec, que compartió con los presentes las palabras del Obispo Emérito Arturo Lona Reyes dedicadas para el festival: “Bienaventurados ustedes, que detienen el ritmo de las clases y miran con asombro las implicaciones que se experimentan al amar la tierra, saborear con exquisito placer las tortillas recién salidas del comal, el atole, el olor a alimento limpio y nutritivo que tanto ansiamos en la ciudad”.

El aporte de la organización EDUCA, en su constante acompañamiento con las comunidades originarias, logró articular las reflexiones generadas desde las compartencias de la comunidad y las experiencias que se gestan desde la educación comunitaria. A través el dialogo de saberes entre la experiencia de los mayores y el entusiasmo de la juventud presente, se resaltó la importancia que tienen nuestros bienes naturales comunes, la defensa de nuestro territorio, la conservación de nuestras fiestas y tradiciones. Compartimos nuestras experiencias en la siembra, cuidado y uso del maíz, el privilegio en el que se ha convertido alimentarnos de nuestra cosecha.

maiz 5Dos personas de la comunidad compartieron parte de sus labores, la señora Francisca Romero y el señor Rey Santiago nos platicaron desde sus distintas perspectivas, los roles que llevan a cabo en el proceso del maíz, doña Panchita compartió la gran variedad gastronómica con la que se cuenta: el atole de tlaziahual que se llama así porque no se utiliza cal en su elaboración, las memelitas de elote, los bachitos, que son los tamales hechos de elote tierno, tradicionalmente dulce, los chinitos, que son de masa de maíz dulce, las tortillas de mezontle, hechas del corazón del maguey revuelto con la masa, las barbacoas que son maíz molido con chile de árbol y pitiona, la planta que le da el característico aroma, se acompaña principalmente con carne de res, aunque se cuece en hoja de totomoxtle, no se envuelve, el atole de tortilla que se hace con la tortilla que va quedando de los días, primero se tuesta y luego se remoja para después ponerla al fuego con azúcar y canela, la cegueza, guisado de maíz con carne de puerco que se convida en las mayordomías junto con el pinole, bebida tradicional de las fiestas. Los visitantes pudieron apreciar algunas de estas preparaciones en la exposición gastronómica que se organizó durante el programa donde también el Bachillerato Ixtaltepec compartió totopos, los pimpos, que son las deliciosas galletas de maíz. Para finalizar su participación, doña Panchita hizo énfasis en que “sin el maíz la vida no es posible”, y nos deleitó con una canción de su autoría.

El señor Rey Santiago nos platicó acerca del proceso de siembra y cosecha, en la comunidad se manejan dos tipos de siembra, la de riego y la de temporal, “la tierra nos da lo que pidamos, siempre y cuando la cuidemos”, resaltó que actualmente las prácticas no son como las de antes, en la cosecha, la labor de pizca se hacía con la milpa de pie, y que la costumbre de “tumbar milpa” viene de otras comunidades, posiblemente Pochutla, rumbo a Puerto Escondido, también mencionó que “las mamás ya no enseñan a las jóvenes a elaborar muchos productos”, como dice él, “muy sabrosos”, que eran la herencia que les dejaban a sus hijas, también que los jóvenes ya no trabajan en el campo como antes, cada vez se abandona más.

Lmaiz 8as y los jóvenes mostraron interés en la recuperación de las tradiciones en torno al maíz, compartieron sus inquietudes, coincidieron en que con la ayuda y paciencia de los adultos podrán recuperar las costumbres que le dan sentido a nuestra vida comunitaria, además de reforzar los vínculos entre padres e hijos. Se destacó la participación de las personas de la comunidad, que se sumaron a la dinámica que se presentó durante la actividad académica y compartieron con los jóvenes parte de su valiosa experiencia en la elaboración de sus parcelas además de leyendas y anécdotas relacionadas con el maíz que hicieron más amena la actividad.

Por la tarde, la fiesta, que es parte fundamental de nuestra identidad originaria. Festejamos la vida con productos a base del maíz, las madres y padres del bachillerato convidaron a los presentes con tostadas con salsa de ajonjolí, el tradicional pinole elaborado con maíz quemado y atole de tlaziahual servido en jícaras pintadas. El centro preescolar, la primaria y las escuelas maristas compartieron la alegría de sus coreografías con los asistentes en el programa cultural. Así, disfrutamos de la vistosa Sopa de Caracol, de bailes regionales como El baile de los Diablitos y la tradicional Sandunga, hasta danzas prehispánicas como el Berelele.

Para el cierre del primer festival del Maíz, las y los alumnos del taller de danza del Bahillerato Comunitario Quiechapa prepararon el Fandango, que es el baile tradicional en las bodas, que es parte de todo un ritual en torno al matrimonio dentro de la comunidad que da inicio con el baile del arco y en el que además se repartió tepache, bebida de agradecimiento por haber estado presentes en la ceremonia.

maiz 7Milpas, flores y cadenas elaboradas con hojas de totomoxtle fueron el marco en el que se desarrolló el Rito de los labradores, ritual con el se inicia el ciclo de siembra dentro de la comunidad, donde el maíz y la yunta son bendecidos, collares de granos de mazorca lucieron en el pecho de las y los asistentes, como una forma de ofrendar el lugar sagrado que el maíz tiene en nuestra vida.

Parte de lo que somos como culturas vivas, pasa por las cosas que conservamos no sólo en la memoria de los ancianos, sino en lo que vivimos, por lo que luchamos por preservar a pesar del tiempo y de que las dinámicas neocapitalistas nos involucran en otras realidad, el desafío siempre será conservar lo que nos hacer ser parte de una cultura, parte de una comunidad regida por usos y costumbres. Una comunidad que convive con los saberes de sus antepasados, que los sigue teniendo vivos en su presente y presentes en su futuro.

 

Equipo de maestros del Bachillerato Comunitario Marista

San Pedro Mártir, Quiechapa.

 

Carta del Obispo Emérito Arturo Lona Reyes

Loading