Tras asistir a la marcha del primero de mayo en la capital del país, Natalia Lara, activista y defensora de derechos, junto con Javier Dehesa, fueron detenidos por policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana asignados a la vigilancia del Sistema de Transporte Colectivos Metro, sin motivo aparente.
Natalia Lara señaló que la detención fue arbitraria y se debió a la difusión que realizaron durante la marcha de las irregularidades que se están cometiendo para realizar modificaciones a la zona aledaña al Coloso de Santa Úrsula y que impactará en los habitantes de las alcaldías de Coyoacán y Tlalpan.
Dehesa había realizado pega de stickers a manera de protesta por el Mundial de Futbol 2026. Posteriormente policías les indicaron que los iban a revisar, pero ellos se negaron, relató Lara a Animal Político. En el caso de Natalia, la activista y defensora del territorio de Coyoacán señaló que la esposaron y la golpearon mientras era trasladada a un juzgado cívico de Pino Suárez, donde casi de inmediato la liberaron sin cargos, ya que únicamente se encontraba grabando con su celular el operativo policiaco dentro del metro.
En tanto, detalló que Javier fue trasladado al búnker de la Fiscalía de la Ciudad de México, ya que una mujer policía que participó en su detención lo acusó de haberle tocado la entrepierna durante el arresto. A las afueras de la dependencia, los activistas aseguraron que la acusación contra Javier es falsa, y señalaron que se le inventaron cargos como parte de una estrategia de criminalización a sus acciones de defensa del territorio, ya que se dedica a presentar números de hip Hop en manifestaciones. El activista, conocido como Anónimo Uno, fue liberado durante la noche. A pesar de que se logró su liberación, se abrió una “carpeta injustificada” en su contra.
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