Lo que se produjo en Perú ayer fue un golpe de estado parlamentario con apoyo militar que destituyó al maestro rural y sindicalista Pedro Castillo, detenido y trasladado a un cuartel en Lima, para que asumiera el cargo la vicepresidenta Dina Boluarte, traicionando el mandato popular al sumarse el golpismo.
Castillo transitó un año y medio de su gobierno bajo la presión de la derecha, la ultraderecha y los medios que buscaron permanentemente su salida. El máximo error de Castillo, “su suicidio político televisado, fue patear el tablero de la democracia, pero la apuesta le falló y fue destituido y apresado”, resume Mariana Álvarez Orellana del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico.
Ayer miles de peruanos marcharon en la capital Lima y otras ciudades para exigir el cierre del congreso y realizar una Asamblea Constituyente. Desde la mañana de hoy se intensifican las protestas exigiendo adelantar las elecciones.
“Si no nos dejan elegir al presidente no tenemos derechos, no somos ciudadanos y no somos peruanos”, afirman medios alternativos como AlDíaPerú que documentan las protestas.
Pedro Castillo: un suicidio político televisado. Editorial de La Jornada: Perú: ¿quién dio golpe de Estado? Foto: Wayka
